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¿Qué es un banco central?

Por: Banxico Educa

21 de julio 2022

 

Hoy en día, casi el 95% de los países reconocidos por la Organización de Naciones Unidas cuentan con un banco central. En la década 2020-2030, la gran mayoría de ellos estarán festejando el primer centenario de su fundación, incluido el Banco de México, el cual fue fundado el 25 de agosto de 1925. ¿Qué es un banco central?, y ¿Por qué han llegado a tener tanta importancia?

Un banco central siempre está presente en los billetes de su país

A los ojos de casi cualquier persona en el mundo, los bancos centrales son identificados por sus billetes. Por ejemplo, en todas las denominaciones del papel moneda mexicano aparece impresa la leyenda “Banco de México”. 
En cualquier estado moderno, los bancos centrales son un elemento indispensable y representan un signo de soberanía. La gran mayoría de los bancos centrales nacieron como una respuesta de las sociedades a las repetidas crisis financieras o periodos inflacionarios.

La creación del Banco de México, por ejemplo, respondió a los altos costos asociados a la inestabilidad y anarquía monetaria sufridos durante la Revolución Mexicana en la que se observó una inflación muy elevada, el cierre de la actividad bancaria, la interrupción del sistema de pagos y una proliferación de la falsificación del papel moneda, todo ello mermó significativamente la confianza en el dinero.

En los últimos años, los bancos centrales han incursionado en materias tan diversas y aparentemente lejanas, como son el cambio climático por su posible impacto en el sistema financiero y en la economía. Pero no debe perderse de vista que la razón central de su existencia es la necesidad de lograr el correcto funcionamiento del dinero y que su quehacer está acotado por la ley.

Enfoque principal: Asegurar que el dinero funcione bien

Según el economista inglés Charles Goodhart, la definición de lo que es un banco central puede ser problemática y, en cierto sentido, ironizaba de que sólo lo reconoces cuando lo ves. Sin embargo, su campo de acción está claramente delimitado por el dinero. En un lenguaje simple y llano, el banco central es el “doctor del dinero”. En concreto, sus políticas están enfocadas a preservar la salud y el correcto funcionamiento del dinero. Pero, ¿Cómo sabemos que el dinero está funcionando correctamente?

Para ello, el instituto central debe asegurarse que el dinero cumpla con tres funciones básicas, es decir como medio de pago, como depósito de valor y como unidad de cuenta. Esto lo hace al cumplir con lo que le ordena la ley. El valor del dinero parte de la idea de mantener su poder adquisitivo en el tiempo. Un nivel de inflación bajo y estable refuerza la confianza de que esta condición se sostenga.

En México, las funciones y responsabilidades del Banco Central están claramente definidas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la Ley Orgánica de Banco de México. En síntesis, el Banco tiene un objetivo prioritario: procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional.

Asimismo, tiene tres funciones: la primera es proveer a la economía del país de dinero, la segunda es promover el sano desarrollo del sistema financiero y la tercera es propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.
En la práctica, el Banco de México pone a circular la cantidad suficiente de billetes y monedas, con alta calidad y estándares de seguridad, en la economía mexicana. Al mismo tiempo, regula y supervisa las infraestructuras de los mercados financieros para que las personas puedan realizar en cualquier monto, momento y lugar sus transacciones de una manera rápida y segura, con dinero distinto al efectivo.

También, junto con otras autoridades financieras, vigila y emite disposiciones para promover el sano desarrollo del sistema financiero, la protección al consumidor de bienes y servicios financieros y la promoción de competencia entre los participantes financieros.

Por último, el Banco Central manda una señal a los mercados a través de la tasa de interés que cobra a los bancos comerciales por préstamos de efectivo, la llamada tasa de interés objetivo, para influir en las decisiones de gasto de hogares y empresas y, así, procurar mantener la inflación anual alrededor de 3%.

Nota: Esta reseña está basada en un artículo sobre el mismo tema que apareció este año en la revista Proteja su dinero, Condusef

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