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La banca de desarrollo y los fideicomisos de fomento en México, Parte I

 

Por: Dirección de Evaluación de Servicios Financieros

15 de julio 2021

 

La banca de desarrollo y los fideicomisos de fomento conforman a los intermediarios financieros de fomento (IFF) y forman parte del sistema financiero. A través de esas instituciones, el sector público ofrece servicios y productos financieros que complementan a los que proveen los intermediarios financieros privados, constituyéndose así en herramientas del sector público para fomentar el desarrollo económico.

Entre sus funciones destacan el otorgamiento de crédito de primer y segundo piso, la provisión de garantías y la asistencia técnica. En esta primera entrega sobre la banca de desarrollo, te proveeremos una radiografía de los IFF en nuestro país.

El sector de los IFF en México se compone de seis bancos, además de otras instituciones de fomento

En México, este sector está constituido por seis bancos (Bancomext, Banobras, SHF, Nafin, Banco del Bienestar, Banjército) y otras instituciones de fomento (FIRA y FND). A marzo de 2021, el financiamiento[1] de este sector tiene una participación del 29.5% del financiamiento provisto por el sistema bancario y representa 7.4% del PIB.

Este financiamiento se puede desglosar como sigue en términos del PIB, con datos a marzo de 2021:

• Banobras, 3.05%
• Nafin, 1.86%
• Bancomext, 1.48%
• SHF, 1.42%
• FIRA, 1.24%
• Banjercito, 0.27%
• FND, 0.24%
• Banco del Bienestar, 0.01%

Entre los principales objetivos de los IFF se encuentran: Facilitar el acceso al financiamiento a sectores no atendidos como las pymes, el sector agrícola, los proyectos de medio ambiente y las actividades de innovación tecnológica; y complementar a los intermediarios financieros privados para atender sectores que tienen dificultades para acceder al crédito.

Esbozo histórico: Desde los años 1920 al siglo veintiuno

Después de la Primera Guerra Mundial, México apostó por el fortalecimiento de su sector primario productivo y de la industrialización como motor del crecimiento económico. Para ello, se requería, impulsar al sistema financiero desde el gobierno.

Amén de que el sistema financiero privado no estaba consolidado, las necesidades financieras de diversos sectores industriales (tanto en términos de monto como de plazo) requerían un impulso crediticio a través de instituciones nacionales. Así, para atender las necesidades del sector primario, se crearon el Banco Nacional de Crédito Agrícola (1926) y el Fideicomiso para el Fomento Minero (1934).  Asimismo, Banobras (1933), Nacional Financiera (1934) y Bancomext (1937) para impulsar el desarrollo de infraestructura y el crédito al sector industrial y de exportación.

Durante los años sesenta y setenta, el financiamiento de diversos bancos de desarrollo se concentró en el fondeo a empresas paraestatales; además en algunos sectores -como en el agropecuario- las pérdidas esperadas se incrementaron, deteriorándose su estructura financiera y obligando al gobierno a capitalizarlos.

El crecimiento en la cartera de la Banca de Desarrollo desde finales de los 80s e inicios de los 90s fue insostenible. Malos procesos de otorgamiento y seguimiento de crédito llevaron a una acumulación de cartera vencida que requirió de un proceso de saneamiento y la necesidad de que el gobierno federal les aportara recursos fiscales.

Las reformas financieras de finales de los años noventa indujeron modificaciones a la operación de los IFF. En particular, al contar con la calificación crediticia del gobierno federal, tuvieron acceso a créditos a tasas con bajo riesgo. Inició un proceso de fortalecimiento, al mejorar su gobierno corporativo, profesionalizar su planta laboral y ajustarse a la regulación prudencial.

Esta fortaleza le permitió desempeñarse como un importante vehículo para implementar las políticas anticíclicas durante la crisis financiera iniciada en 2008 y la crisis sanitaria de 2020. Actualmente los IFF presentan una adecuada solidez financiera, lo que se refleja en la evolución positiva de sus principales indicadores.
 

[1] La banca de desarrollo cuenta con tres canales para inyectar recursos a la economía: i) los créditos directos (primer piso); ii) los créditos a otros intermediarios financieros quienes a su vez los otorgan a las empresas (segundo piso) y iii) las garantías a través de las cuales la banca de desarrollo induce que los intermediarios otorguen préstamos.

Principales Intermediarios Financieros de Fomento

El Banco de México es fiduciario de FIRA. Con la excepción de Fifomi y de Fonacot, es consejero en diversos órganos colegiados del resto de los IFF listados.  

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