Cuando realizas un pago o utilizas tu tarjeta, ¿sabes por dónde viaja el dinero para que llegue seguro al destinatario?
Del mismo modo en que disponemos del metro para trasladarnos de nuestro hogar al trabajo, en México el dinero electrónico necesita de infraestructuras para poder llegar de un lugar a otro. Para que el dinero llegue a la cuenta del destinatario final, ya sea una persona, empresa o institución financiera, es necesario que los participantes involucrados en la transacción, elijan la infraestructura por el cual desean transferir y recibir los recursos.
Cuando utilizas instrumentos de pago como una tarjeta de débito, realizas una transferencia electrónica vía SPEI® o CoDi® (desde tu computadora o celular), vas al cajero automático; no ves el viaje que realiza la operación. Sin embargo, al dar un clic en la computadora o dispositivo móvil; introducir la tarjeta en el cajero automático, en una terminal punto de venta, pasarla por la banda magnética o al realizar una llamada telefónica… ¡listo! En segundos la transacción está hecha.
El movimiento del dinero electrónico en el país es rápido, seguro y eficiente, mediante los sistemas de pago existentes.
Las Infraestructura de los Mercados Financieros (IMF) son indispensables para que los bancos centrales cumplan sus funciones y para mantener la estabilidad financiera. El volumen de transacciones que se realizan en México a través de las IMF es de tal magnitud, que la suma de operaciones de cuatro días equivale al PIB anual, con un importe promedio cercano a los 4 billones de pesos.