Con fundamento en el artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el objetivo prioritario del Banco de México es mantener el poder adquisitivo del peso mexicano. Además, su ley le confiere las finalidades de proveer de moneda nacional a la economía, promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.
La utilidad del dinero fiduciario radica en la confianza que la población tiene en el Banco de México, como único emisor, quien garantiza la estabilidad de su poder adquisitivo.
Su autonomía ofrece al público una medida clara para evaluar su desempeño, por medio de la trayectoria de la inflación. Asimismo, facilita la implementación de la política monetaria, disminuyendo la incertidumbre y facilitando la toma de decisiones de la sociedad.
La institución se ha destacado por ser un órgano con independencia de criterio, libertad de gestión, transparencia y rendición de cuentas; prácticas necesarias para la consolidación de la credibilidad, la eficacia y el impacto de sus políticas.