Cuando vas a comprar un producto o servicio, por lo general, visitas el lugar donde lo venden, ya sea la tiendita de la esquina o una página Web, entre otros. Recurres a estos lugares, conocidos como mercados, porque son los puntos de reunión donde las personas o empresas ofrecen sus productos o servicios a otras personas o empresas que los necesitan. En esos lugares interactúan la oferta y la demanda.
La oferta es la cantidad de bienes y servicios que se ponen a la venta, que pueden ser frijoles, horas de clases de matemáticas, dulces o cualquier otra cosa que se nos ocurra. La demanda, es igual a la cantidad que desean comprar los interesados. Por lo general, el precio de un producto o servicio no se fija de manera arbitraria y varía según la interacción entre la oferta y demanda.
Por ejemplo, si hay muchas naranjas para vender y pocas personas que las quieren comprar, el precio tiende a bajar ya que los productores no querrán quedarse con ellas y preferirán bajar su precio. Al contrario, si hubiera una sequía con una pérdida de cosechas, la oferta de naranjas bajaría y el precio subiría porque habría mucha gente dispuesta a comprar naranjas, inclusive a un mayor precio.